Una gran carrera, posiblemente la mejor organizada que he visto nunca: con el parking en la zona del polideportivo y las calles próximas, muchos regalos, camiseta técnica... Se pagaban 7 o 8 € para poder correrla, sin embargo, están pagados muy a gusto, y si has corrido la Media Maratón o la Cuarta de Oliva de mayo, te descuentan un euro. Este año han cambiado la fecha por ese motivo, antes se celebraba en mayo, pero ahora ha cambiado a noviembre, y la verdad es que es de agradecer que se corra sin la calor de esas fechas. Solamente faltaba un poco más de vigilancia por sí alguien se lesionaba. Como se corre con chip, sabes el tiempo exacto y real que tardas.
La carrera se hace un poco larga, el principio es más duro, y a partir del km. 6-7 no presenta ninguna complicación. Por decirlo de una manera un poco demasiado resumida, el primer kilómetro es llano, y en cuando acabas el paseo empiezas la subida más larga y dura, que acaba en el km 2. Después bajas hasta el km 3, después vuelves a hacer un rato de llano y de subida hasta el km 5, y vuelves a bajar justo después de cuando te dan el agua. Después de esa bajada en el km 6, la que más pendiente tiene, aún queda una rampa dura pero corta, y ya el resto es sencillo. Asfalto, y sin subidas ni bajadas, entre campos y sin público, y ya en el km 13,5 vuelves a llegar a Oliva ciudad.
La carrera siempre me ha encantado, pero el mal tiempo de este año, con fuerte viento, amenaza de lluvia y frío, la ha deslucido. La lista de regalos, interminable: zumo, manzana, revista, toalla, sales minerales, agua con cafeína, chocolate caliente para beber... lo que no nos ha venido bien, que el diseño de la camiseta era el mismo que el 2010, y la he cogido para regalarla. Y, nuevamente, dar las gracias a Claudia de Calygat i a Vicent Esteve, del club de L’Espenta d’Oliva, por su amistad y sus fotografías.
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